martes, 4 de septiembre de 2007

Un lugar llamado libertad de Ken Follet

Esta novela esta desarrollada entre las minas de carbón de Escocia y Londres, así como en las plantaciones de América. Principalmente se narra la historia de tres familias, la Malachi McAsh, la Jamilssón y la familia Hallin.

En la familia Malachi, el padre murió joven, de la tos negra del carbón, que mataba a muchos mineros. Éste había sido un hombre inconformista, siempre en desacuerdo con el gobierno, la iglesia o cualquier otra autoridad. La madre murió unas semanas mas tarde de neumonia. Ella era una mujer que antes de casarse había trabajado con lady Hallin y pensaba que el rey lo había nombrado Dios y por eso la gente tenía que obedecerle. A Mack, su hijo, en cambio le gustaba otra teoría que tenián otros filósofos que decián que la autoridad de un gobierno sólo puede ser voluntad del pueblo.

Pocos mineros sabían leer pero la madre de Mack si sabía y él insistió en que les enseñara a él y a su hermana Esther. Ellos eran gemelos y cuando se quedaron huérfanos se fueron a vivir a una finca de una una anciana. Fue así como Mack encontró un collar de hierro que tenía unas letras escrita. Mack lo limpio y lo puso encima de una repisa que había en su dormitorio sin saber lo que aquel collar significaba.

Sir George Jamilssón era propietario de varias tierras y minas de carbón. Tenía dos hijos, Robert y Jay, y estaba casado con la madre de Jay.

En High Glen vivía lady Hallin, viuda y con una hija llamada Lizzie. Cuando enviudo se quedo sin un céntimo, así que tuvo que hipotecar varios pedazos de tierra cada vez mas grandes. En lo único que pensaba era que cuando creciera su hija se casara con Robert que era el futuro heredero de las propiedades de Sir George.

Cuando Jay cumplió veintiún años se dio una fiesta a la cual Lady Hallin y su hija Lizzie fueron invitadas. Esta fue una ocasión para poder hacer ralidad una boda entre Lizzie y Robert, ya que las dos familias estaban interesas en ello. A lady Hallin por mejorar su posisión y a Sir George por incorporar la finca de los Hallin a sus tierras.

Ese mismo día fueron a la iglesia donde el pastor John York dio su sermón basado en torno al tema de la verdad y la justicia. Mack y Esther entrarón en la iglesia ya que también se bautizaba un hijo de su primo y pensó que era el momento de leer la respuesta de Caspar Gordoson, un abogado de Londres, a una carta que él le envió sobre la libertad y la injusticia que había con los mineros y los derechos que ellos deberían de tener. Normalmente cuando llegaba el momento de la ceremonia bautismal al padre del niño se le entregaba el llamado "arles", el tradicional pago de una bolsa de diez libras a cambio de la promesa de que el niño seria de la propiedad de Sir George para trabajar en las minas. Entonces Mack se levanto y dijo que esa ceremonia no tenía validez porque el niño no puede ser comprado y esclavizado. Mack hizo ver a Sir George y al resto de los asistentes que esa ceremonia no tenía fundamento alguno en las leyes inglesas o escocesas. Y que mucho menos una persona está obligada a trabajar por el resto de su vida en una mina al cumplir los ventiun años. Mack, que cumpliría los ventiuno pronto, quería saber si él podría ser libre a partir de entonces.

¿Sera Mack alguna vez libre?..............

Este ha sido mi pequeño comentario este libro pero os aseguro que lo más apasionante y emocionante está en el resto de la novela.

1 comentario:

Trinidad dijo...

Hola otra vez, Milagros. Esta obra tb parece interesante. Yo he leído de Ken Follet "Los pilares de la tierra", la verdad que me entusiasmó mucho a pesar de lo gordo que resulta el libro a la vista, pero la verdad es que me lo empapé rapidísimo... Creo que fue lo último que he leído cuando Mario era aún pequeño durante las vacaciones de verano... ¡hace dos años que no leo un libro!... vaya por dios... Hay tantas cosas que hay que dejar a un lado por los hijos... pero tantas otras que ellos mismos te devuelven, verdad?... no puedo quejarme porque estoy ahora en un momento dulcísimo de mi vida... si dios quiere, ya habrá tiempo para libros... ahora tengo que escribir mi propia historia... Besos.